Huella Ecologica


NOMBRE DE LA ESCUELA: CETis 77 Centros de Estudios Tecnológicos Industrial y de Servicios
MATERIA: Lógica
GRADO:GRUPO: “K”
ESPEIALIDAD: Administración de Recursos Humanos
TEMA: Huella Ecológica
INTEGRANTES:
*   Muriel Elizabeth Rangel Torres
*   María Alejandra Chávez Rodríguez
*   Yahir Alejandro Rocha Alvizo
*   Ximena Arlette Medina Jiménez
*   Edith Estrella Medina Falcón
*   Nayeli Rubí Martínez Chagoya
*   Ana Guadalupe Becerra Buzo
MAESTRA: Olga Maritza Duran Gonzales 








¿Qué es huella ecológica?
Imagen relacionadaLa huella ecológica es la guía para conocer el grado de impacto de la sociedad sobre el ambiente. El concepto fue propuesto en 1996 por William Rees y Malthis Wackernagel. Es una herramienta para determinar cuánto espacio terrestre y marino se necesita para producir todos los recursos y bienes que se consumen, así como la superficie para absorber los desechos que se generan, usando la tecnología actual. ”La huella ecológica se define como el total de superficie ecológicamente productiva necesaria para producir los recursos consumidos por un ciudadano  de una determinada comunidad humana, así como la necesaria para atraer los residuos que genera, independientemente de la localización de estas comunidades
Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) e idealmente también el volumen de aire, necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida.
El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y compararlo con la biocapacidad del planeta. Se trata, pues, de un indicador clave para la sostenibilidad. La ventaja de medir la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habilidad para hacer comparaciones.

Nuestra huella ecológica se basa en lo que podemos hacer para evitar acabar con nuestro ambiente, no es por lo que hagamos, si no por cómo no la evitamos.
Sabemos que nuestra huella ecológica es el uso que le damos a las cosas y como nos manejamos ante ella y lo más remarcable es el consumismo de la nueva sociedad.
Todas las personas nos planteamos nuevas metas y nuevos objetivos para la llegada del nuevo año, esta puede ser una buena oportunidad para fijarte metas que ayuden a reducir tu huella ecológica y el impacto de tus actividades en el planeta.
Un claro ejemplo de esto es que durante el primer mes del año, emprende acciones para reducir el consumo eléctrico en tu hogar u oficina, puedes medir estas reducciones con los pagos de agua y luz del mes anterior.


















LA IMPORTANCIA
Cada vez más el mundo está tomando más conciencia sobre la sostenibilidad del medio ambiente y muchas veces, los individuaos, a título personal, no tenemos la suficiente información como para hacer más cosas y profundizar en los procesos que nos pueden llevar a aumentar esa sostenibilidad, puede que no nos demos cuenta, pero en nuestra vida estamos haciendo cosas, o comprando productos y servicios que afectan a nuestra naturaleza. Si lo vemos más detenidamente, nos daremos cuenta de que el consumo define de una manera muy importante en qué tipo de ambiente social nos movemos. Nuestros actos de compra no se deben reducir únicamente a satisfacer una necesidad, sino que debe regirse por una serie de puntos como son unos criterios medioambientales, sociales y económicos. Es cierto que, muchas veces nos resulta adquirir un producto que contenga todos esos puntos positivos, pero si, por lo menos, podremos apuntarnos a los que sean menos negativos.
v  Es importante conocer las empresas que hay detrás de cada producto o servicio para ver su implicación en el respeto al medio ambiente o los derechos humanos
v   Educarnos y educar en el consumo ético, responsable y solidario.
Montando en bicicleta disfrutando de la naturaleza
v   Decidirnos por un tipo de consumo: consumo justo, el que establece una relación comercial y justa entre los productores y consumidores.
Como se ve, apuntan a una implicación social para modificar aquellos hábitos que no respeten la sostenibilidad. Como el impacto ambiental, calcular huella ecológica para saber en qué situación estamos y qué debemos mejorar, cambiar o anular.

Consumiendo agua de manera responsable, se pueden ahorrar 3.000 litros al año por persona

Existe un pdf donde se mencionan todos los aspectos, o casi, de cómo afectan nuestros hábitos de vida en nuestra huella ecológica. De entre el amplio folleto (más de tres páginas) destacan varios titulares o mensajes de gran importancia.
Es urgente cambiar a energías limpias (solar, fotovoltaica, eólica) pero todavía es más importante ahorrar energía.

¿A qué se refiere?
La huella ecológica representa el área de recursos naturales, ecológicamente activos, que utiliza una actividad, comunidad o proceso de reabsorción de residuos a lo largo de un período de tiempo. Resultado de imagen para imagenes de la huella ecologicahttp://ambiental.net/2015/08/huella-ecologica-y-deficit-ecologico-planetario/
Historia
El concepto de huella ecológica se originó en 1996, fruto de los estudios de William Rees y Mathis Wackernagel, interesados en hallar un lenguaje ecológico propio que permitiera medir la sustentabilidad de las formas de vida humanas y su relación directa e indirecta de las capacidades naturales de renovación. Lo hicieron a través de una serie de algoritmos.
¿Cómo se calcula?
El cálculo de la huella ecológica se basa en una matriz de necesidades estipuladas para cada individuo, entre las que figuran terreno para sembrar, para pastoreo, superficies forestales para absorción de CO2, superficie marítima aprovechable, superficie terrestre para aprovechamiento directo (como la construcción) y una reserva de biodiversidad que se estipula en un 12% de cada territorio total.
Estas necesidades de superficie se contrastan con actividades indispensables para la humanidad como la agricultura, ganadería, pesca, bienes de consumo, consumo energético, etc.
A partir de allí, puede medirse el consumo en toneladas de materia o gigajulios de energía, dividiendo la superficie total entre los índices de productividad. De esta manera puede calcularse si, por decirlo de alguna manera, el sacrificio ecológico “vale la pena”.
Escala
La huella ecológica se mide en una escala del 0 al 11, repartida entre las distintas actividades humanas productivas, una de las cuales es, principalmente, la absorción de residuos (como los gases producto de la quema de combustibles fósiles).
Igualmente, la huella puede medirse continental, regional, nacional, zonal, familiar o individualmente, ya que se trata de un modelo de medición comparativo.
Sobregiro ecológico
La deforestación de bosques tiene un alto impacto ambiental.
De este método de medición se deducen nociones como el sobregiro ecológico, que es la demanda excesiva, muy superior a la capacidad ecológica de una superficie, de recursos naturales de un ecosistema.
En estos términos se piensa igual que el sobregiro de una tarjeta de crédito: no hay de dónde más extraer capacidades, pues las disponibles están copadas y se genera una suerte de “deuda” que cancelan otros individuos o naciones.
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Tipos de huella ecológica
Existen tres tipos:
  •  Aquella que contempla la acción directa, sin intermediarios, sobre las capacidades de la naturaleza.
  • Huella ecológica indirecta. Aquella que no incide directamente sobre las capacidades de la naturaleza, pero genera efectos que indirectamente sí lo hacen.
  • Huella ecológica colectiva. Aquella que es resultado de comunidades y regiones amplias, en las que se genera tanto huellas directas como indirectas a la vez.

Cómo se mide
Las mediciones globales de huella ecológica apuntan a una realidad muy dispar en cuanto a necesidades productivas y, por lo tanto, a responsabilidades ecológicas. Algunos territorios y formas de vida consumen muchos más recursos de los que les ofrece la superficie que ocupan, teniendo entonces que importar de otras regiones o “exportar” sus desechos, es decir, disponer de ellos lejos de sus propias superficies.
El mapa de la huella ecológica humana se divide en (2007):
Regiones de alta demanda (huella entre 10 y 8). Territorios altamente industrializados y con gran demanda de materia prima y de energía, como los Estados Unidos, Europa, Australia, Japón, Escandinavia, Uruguay y Rusia.
Regiones de media demanda (huella entre 7 y 4). Territorios en vías de desarrollo, con sociedades aún no integradas al mundo industrial y que sobreviven de la venta de materia prima, pero con abundantes regiones verdes y refugios ecológicos, como Sudamérica (en especial Brasil), ciertos países del Asia mayor y menor, así como del Norte africano o del medio oriente.
Regiones de baja demanda (huella entre 4 y 0). Regiones pobres, poco habitadas o desigualmente habitadas, con sociedades preindustriales, subdesarrolladas, de bajísimo índice de desarrollo humano. El África subsahariana, India, Pakistán y la micronesia están en esta categoría.
Huella ecológica por actividad mundial
Las actividades que mayor huella ecológica generan mundialmente son (2003):
Quema de combustibles fósiles: 47,5%
Agricultura intensiva y extensiva: 22,0%
Consumo de madera, pulpa y papel: 7,6%
Pesca: 6,7%
Ganadería: 6.3%
Energía nuclear controlada: 3,6%
Importancia
La huella ecológica tiene la importancia de haber brindado al mundo ecologista una herramienta teórica útil para comprender la distribución y el tipo del daño ecológico a nivel mundial, permitiendo pensarlo de manera integrada a las actividades productivas y desde una perspectiva más realista, que no esté negada a los procesos vitales de la sociedad posindustrial, pero que esté dispuesta a evaluar el precio a pagar.







Qué relación existe entre la huella ecológica y el impacto ambiental
La huella ecológica
La huella ecológica es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos.   Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) e idealmente también el volumen de aire, necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida. La medida puede realizarse a diferentes escalas: individuo (la huella ecológica de una persona), poblaciones (la huella ecológica de una ciudad, de una región, de un país…), comunidades (la huella ecológica de las sociedades agrícolas, de las sociedades industrializadas, etc.)   El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, compararlo con la biocapacidad del planeta. Consecuentemente es un indicador clave para la sostenibilidad.   La ventaja de medir la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habilidad para hacer comparaciones. Es posible comparar, por ejemplo, las emisiones producidas al transportar un bien en particular con la energía requerida para el producto sobre la misma escala (hectáreas). 
¿Para qué sirve calcular la huella ecológica?   Como hemos mencionado, calcular la huella ecológica nos ayuda a conocer la presión que estamos ejerciendo sobre el planeta o sobre un entorno determinado. No es una medida exacta, es algo sabido, pero resulta muy útil para tomar medidas y corregir despilfarros a distintos niveles.   El principal objetivo de la huella ecológica es resultar práctica para conocer el grado de sustentabilidad de los recursos del planeta ante una determinada decisión o forma de actuar específico.   Sin embargo, el cálculo de la huella ecológica es complejo, pues intervienen factores que no siempre se pueden cuantificar, con lo que el concepto en ocasiones resulta problemático y ha sido criticado. Entre otras razones, porque hay algunos impactos que no se reflejan en el cómputo.     Aún así, como indicador de sostenibilidad resulta útil si el objetivo es ir reduciéndola. Sin embargo, si de lo que se trata es de realizar mediciones sin venir acompañadas de medidas tendentes a la sostenibilidad, a largo plazo los resultados pueden ser mucho más perjudiciales para el entorno de lo que la huella ecológica advierte.   Desde un enfoque global, cumple una importante labor de concienciación, ayudándonos a entender el despilfarro de recursos al que sometemos al planeta. El “Informe sobre el Planeta Tierra tiene unos 126 millones de kilómetros cuadrados de superficie bioproductiva.   La huella ecológica, un indicador de sostenibilidad. El conjunto de todos ellos, el 25 por ciento de la superficie total, representa la biocapacidad del planeta. Es decir, su gran mayoría, otros 75 por ciento de la Tierra son áreas de escasa o nula bioproductividad, entre otros desiertos, océanos a distancias abisales o alta montaña. Es decir, solo tenemos una salida y es conservar la bioproductividad del espacio que todavía lo es.   De lo contrario, de forma irremediable nos vamos acercando a los límites naturales de la biocapacidad de la Tierra. E ir disminuyendo la biodproductividad significa tener cada vez más dificultades para cubrir las necesidades de la humanidad.     En cuanto a nosotros como individuos, si nos preguntamos qué podemos hacer por el medio ambiente, quizá sea el momento de calcular nuestra huella ecológica. Se trata, como indica el título del post, de un indicador de sostenibilidad que resulta orientativo a la hora de plantearnos mejoras y de ir controlando el resultado. 
Impacto ambiental de la huella ecológica   De la misma forma que al caminar se deja una huella, el modo de vida de cada uno deja una huella ecológica, es decir, provoca un impacto ambiental determinado. En la actualidad nadie pone en duda la responsabilidad del ser humano en la contaminación del planeta y en el agotamiento constante y progresivo de los recursos naturales.   Alguien se preguntó una vez cómo podría representar de forma gráfica y práctica todo el consumo de recursos (alimentos, agua potable, electricidad, etc.) y se le ocurrió calcular qué superficie terrestre necesitaría una persona para mantener su tren de vida. Se mide el área productiva (tierra y agua) necesaria para obtener los recursos que se consumen y absorber los desechos que se generan.   Desde mediados de los años ochenta del pasado siglo, son muchos los científicos y activistas que se han tomado en serio las señales de agotamiento de la capacidad física del planeta para soportar el consumismo existente en la sociedad y han visto la necesidad de construir indicadores que proporcionen información acerca del impacto “humano” sobre la capacidad de los sistemas naturales para el abastecimiento.   La huella ecológica es un indicador que se define como “el área de territorio ecológicamente productivo (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) necesaria para producir los recursos utilizados y para asimilar los residuos producidos por una población dada con un modo de vida específico de forma indefinida”.   Su objetivo fundamental consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y, consecuentemente, su grado de sostenibilidad.   La huella ecológica es más evidente en las grandes ciudades occidentales. El 20% de la población que vive en ciudades ricas consume más del 60% del producto económico mundial y genera el 60% del total de los desechos.   El concepto de huella ecológica deja en evidencia que el modo de vida de los países más ricos no puede extenderse al resto del planeta, no habría recursos para todos, por lo que una economía mundial sostenible pasaría por una reducción del consumo de dichos países.   La media del área de tierra productiva que corresponde a cada ser humano para sustentar su vida es de 1,8 hectáreas. Pero la huella ecológica media global es de 2,2. Como ejemplo decir que la media de cada estadounidense es de 9,57 hectáreas, mientras que la media de cada ciudadano de Bangladesh es de 0,6.   Si los 6.500 millones de habitantes del planeta consumieran igual que en los países desarrollados de Occidente, harían falta 3,5 planetas como la Tierra para satisfacer todas las necesidades. Claramente se consume más de lo que puede dar la naturaleza; este modelo de consumo es insostenible.    


¿COMO SE MIDE LA HUELLA ECOLÓGICA?
La huella ecológica mide cuánta tierra y agua utilizamos para producir todos los recursos que consumimos y para absorber los desechos que generamos, utilizando una unidad de medida que relaciona cantidades de superficie de suelo (hectáreas) con población (país, pueblo, familia). El resultado se expresa en hectáreas de suelo necesarias para toda la población o para cada individuo.
Los factores que se tienen en cuenta en el cálculo son:
1. el crecimiento de la población
2. la pérdida de suelo fértil
3. la deforestación
4. el agotamiento de los recursos
5. el aumento del consumo.

ESTA SE MIDE:
1º. A la hora de realizar el cálculo, primero se delimita la dimensión del estudio: se decide si se quiere estudiar la huella ecológica de una persona o de una familia, una ciudad, un país.
2º. Después se calcula cuánto consume de energía, alimentos, materias primas y suelo esa unidad de población elegida. Lo más difícil es saber la superficie de terreno necesaria para producir el resultado del paso anterior. Para ello se utilizan unas tablas estandarizadas.
3º. Y por último, se suman todas las superficies, y el resultado se divide por el número de habitantes o la unidad seleccionada.
Cuando se analiza la huella ecológica de un país se puede ver que los habitantes de ciertos países disponen de más hectáreas de suelo para mantener su nivel de vida que aquéllas que le corresponde dada la dimensión de su territorio. Esas hectáreas de más vienen de los países cuya huella ecológica es menor a la media y de las producciones futuras de la tierra; esto se traduce en que hay poblaciones que se están apropiando de superficies fuera de su territorio o que están haciendo uso de recursos de generaciones futuras.
La realidad del planeta nos muestra que, en su conjunto, la huella ecológica de toda la población mundial sobrepasa en un 30% la capacidad de carga del planeta. Esto nos advierte del ritmo al que estamos agotando los recursos de nuestro planeta y la distribución espacial de este consumo.
Como ciudadanos del mundo nos interesa disminuir todo lo que podamos nuestra huella ecológica y para ello será necesario que se sigan desarrollando y potenciando hábitos de vida más sostenibles como el ahorro de energía y agua, adecuada gestión de los residuos
En un mundo globalizado como en el que actualmente vivimos, donde comprar algo procedente del otro lado del planeta a veces es más económico que comprar el mismo producto a un comerciante de nuestra ciudad o pueblo, en ocasiones nos olvidamos de que, aunque sea más económico para nuestro bolsillo, no lo es para el medio ambiente, y diariamente, y sobre todo desde las últimas décadas hemos visto cómo la globalización y el libre comercio han perjudicado seriamente nuestro entorno.
Esto es lo que se denomina como huella ecológica: es decir, a los costes de producción se suman los de transporte, lo cual genera unas emisiones y gasto de energía importante al ser distribuidos, daño que aumenta cuanto más lejano esté el punto de destino del de origen.
Aunque hay unos parámetros básicos que sirven como indicadores para medir el impacto medioambiental de una determinada producción, lo cierto es que es bastante complejo, pero sí que se puede hacer una estimación, normalmente basada en:
- Las hectáreas que han sido necesarias para la producción en casa de que sea vegetal o la superficie necesaria para alimentar al ganado o la superficie marina para producir el pescado.
- Las hectáreas de bosque que se han precisado para poder asumir la cantidad de CO2 que ha provocado el consumo energético: aquí entrarían tanto para los gastos de producción como para los de distribución y venta.
Actualmente existe una escala global que trata de estimar la cantidad de huella ecológica que se produce por habitante, que en datos de 2005 la cifra en 2,7 hectáreas por habitante al año, y por países, señala a Emiratos Árabes Unidos, a Estados Unidos, Finlandia, Canadá y Kuwait, como los principales países en un ranking de cantidad de hectáreas necesarias para su consumo interno.
Asimismo, también existe una relación que mide la cantidad de huella ecológica producida según sectores:
- 47.5% Quema de Combustibles Fósiles
- 22.0% Agricultura
- 7.6% Madera, Pulpa y Papel.
- 6.7% Pesca
- 6.3% Ganadería
- 3.6% Energía Nuclear
- 3.6% Asentamientos Urbanos o ciudades
- 2.7% Obtención de Leña
Cuanto menos resulta curioso conocer estos datos para ser conscientes del impacto medioambiental que tiene lo que consumimos. ¿Vosotros tenéis en cuenta la producción local a la hora de reducir esta huella ecológica?
A continuación, te mostramos 9 consejos para ayudar a reducir la contaminación de la huella ecológica:
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1.- Toma conciencia de que toda acción que realizas tiene una consecuencia.
2.- Considera si realmente necesitas lo que vas a comprar o si hay alternativas.
3.- Da la máxima vida a tus cosas. Repara lo que se te estropee antes de tener que tirarlo.
4.- Camina, pedalea, utiliza el transporte público. ¿De verdad tienes que utilizar el coche?
5.- Comparte coche. Si no hay más remedio que ir en coche, comparte.
6.- Reduce residuos. Opta por envases grandes con pocos envoltorios. Cada uno de nosotros producimos cada año una cantidad de basura igual a 10 veces nuestro peso.
7.- Reutiliza lo que puedas y recicla. Ahorra energía. Hay electrodomésticos y bombillas de bajo consumo que, además, duran más. Concretamente una bombilla de bajo consumo dura 10 veces más que una normal.
8.- Evita dejar aparatos en stand-by o los cargadores enchufados, ya que siguen gastando energía. Un aparato en stand-by está consumiendo un 6,6% de electricidad.
9.-Ahorra agua innecesaria. Un grifo goteando tira 50 litros de agua en una semana.
TIPOS DE HUELLA ECOLOGICA
Cuando de niños paseábamos por la playa, dejar las huellas era algo divertido, sabiendo que al poco tiempo desaparecían. En la actualidad, distintas huellas:  carbonoecológicahídrica o social son objeto de análisis y estudios, por sus repercusiones en nuestro medio ambiente y en el planeta en general. Por ello he decidido aproximarme a brevemente a ellas.
Huella de carbono: es la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto. Su impacto ambiental es medido llevando a cabo un inventario de las emisiones de GEI siguiendo normativas internacionales reconocidas, tales como ISO 14064-1, PAS 2050 o GHG Protocolo entre otras. La huella de carbono se mide en masa de CO2 equivalente. Una vez conocido el tamaño y la huella, es posible implementar una estrategia de reducción y/o compensación de emisiones, a través de diferentes programas, públicos o privados. Esta actuación representa una medida para la contribución de las organizaciones a ser entidades socialmente responsables y un elemento más de concienciación para la asunción entre los ciudadanos de prácticas más sostenibles.
La huella de agua es un indicador geográfico explícito, que no solo muestra volúmenes de uso y contaminación de agua, sino también los lugares.
Reconocible y medible que una empresa deja en la sociedad por razón de sus operaciones. La empresa no puede evitar dejar rastro. Sus actividades implican a personas y con sus decisiones crean más o menos empleo, que es en la actualidad lo más esperado de una empresa; pueden poner en riesgo los derechos humanos, los principios y derechos fundamentales en el trabajo; pueden impactar sobre la cultura, También deja huella, sin ninguna duda, la forma de hacer negocios, la competencia leal, el respeto a la legalidad laboral, fiscal, etc.






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